Las puertas de febrero
¿Hasta cuándo comprenderás que no deseo flores, ni vino, ni las compras mundanas? No anhelo esas trivialidades; me basta con la certeza de tu amor. Pero si insistes en impresionarme, ofréceme un abrazo, no uno efímero, sino uno que exija mi exigencia: cálido, fuerte y perdurable. No me mires con esa tristeza en tus ojos; me despojas del deseo de besarte con ardor. En su lugar, deposito un beso en tu frente, impregnado de ternura y una sombra de dolor, anhelando que entiendas que tu amor es mi único requerimiento. Tu llamada matutina indagaba sobre mis sueños contigo. He aquí la verdad: no te soñé anoche. Pero si me preguntas ahora, ¿sueño contigo? Sí, en este instante, y tú estás aquí, conmigo. Quiero que sepas que te amo. Estamos a las puertas de febrero, y no deseo que nos agobie la presión de lo que ese mes representa para nosotros. Te lo digo ahora: nos basta con saber que nos amamos. El resto seguirá su curso; no dejamos nada al azar, ni debemos pensar así. Pero ten presente, lo b...