Una carta y una idea

Hoy quiero compartir contigo una noticia que escuché, no porque sea relevante o urgente, sino porque me hizo pensar en ti. Se trataba de una chica, tan linda como tú, con unos ojos que podrían rivalizar con los tuyos en profundidad y brillo. Su sonrisa, tierna y cautivadora, parecía iluminar con la misma dulzura con la que describes la luna.

Ella hablaba de sueños y de esperanzas, de mirar al cielo y encontrar en él un lienzo de posibilidades infinitas. Y mientras la escuchaba, no pude evitar sonreír, porque en sus palabras encontré ecos de las tuyas, esa mezcla de poesía y realidad que tanto admiro en ti.

A veces, cuando la distancia se hace más palpable, me pregunto si me he confundido. Pienso que fue un sueño y la chica en realidad eras tú. A veces no distingo los sueños de la realidad cuando estoy a tu lado, y me llevo a mi mente tantos recuerdos cuando no te veo por mucho tiempo.

Quizás algún día, cuando el tiempo y el espacio finalmente se alineen a nuestro favor, podamos sentarnos juntos a hablar de cosas triviales y a buscar en el cielo nocturno nuestra propia luna mientras comemos fresas con crema.

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