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Mostrando las entradas de junio, 2023

Antes

Odio no haberte conocido antes, para compartir contigo cada instante, para llenarte de carisias y besos, para hacerte feliz con mis versos. Odio no poderte abrazar cuando lo necesitabas, para consolarte cuando estabas triste, para protegerte cuando estabas asustada, para apoyarte cuando estabas cansada. Odio no haberte ayudado cuando lo requerías, para solucionar tus problemas y dudas, para aliviar tus penas y angustias, para impulsar tus metas y sueños. Pero más que odiar, te quiero, te quiero, con todo mi corazón, con toda mi fuerza y mi calma, con todo mi ser y mi alma.

Para alguien

No sé quién eres, ni dónde estás, pero te quiero, con todo mi ser. No te he visto nunca, ni te he escuchado, pero te sueño, con todo mi anhelo. No sé tu nombre, ni tu historia, pero te siento, con toda mi gloria. Tu eres alguien, y yo soy nadie, pero te amo, con todo mi esmero.

Los atardeceres

Los atardeceres son uno de los espectáculos naturales más hermosos que existen. Cada día, el cielo se llena de colores que van del amarillo y naranja al rosa y morado, creando un paisaje único. Pero también pueden ser solitarios. Nos gustaría compartir ese momento con alguien especial, con quien abrazarnos y sentir su calor. En ocasiones, nos sentimos tristes al ver cómo el sol se esconde tras el horizonte, y nos deja en la oscuridad. A veces, nos preguntamos qué sentido tiene la vida, si al final todo se acaba. Los atardeceres hermosos pero solitarios son una metáfora de nuestra existencia. Nos recuerdan que somos parte de un universo maravilloso, pero también efímero. Nos invitan a disfrutar de cada instante, pero también a reflexionar sobre nuestro propósito. Los atardeceres son una oportunidad para conectar con nosotros mismos, y con lo que nos rodea.

El laberinto urbano

En las luciérnagas de la noche, Se refleja la luz de la ciudad, Que ilumina con su brillo tenue, El ruido de las calles sin cesar. Me pierdo en el laberinto urbano, Buscando una salida o una señal, Que me indique el camino más cercano, A la paz que tanto anhelo alcanzar. Pero no me dejo vencer por el desánimo, Ni me entrego al vacío existencial, Sé que hay algo más allá del caos y el ruido, Una esperanza que me espera al final.

Lucy y sus paseos a la montaña

Había una vez una niña llamada Lucy que vivía en una cabaña al pie de una gran montaña. Lucy era muy curiosa y le gustaba explorar la naturaleza. Un día, decidió subir a la cima de la montaña para ver si podía encontrar a Dios. Lucy se levantó muy temprano y se preparó un bocadillo y una botella de agua. Luego, se puso su mochila y sus zapatos de montaña y salió de la cabaña. Caminó por el sendero que subía por la ladera, admirando las flores, los pájaros y las mariposas que veía a su paso. Después de varias horas de caminata, llegó a la cima de la montaña. Allí, se quedó maravillada con la vista que tenía ante sus ojos. Podía ver el pueblo, el valle, el río y el horizonte. También podía ver el sol que empezaba a salir por el este, pintando el cielo de colores. Lucy pensó que ese era el lugar más hermoso que había visto en su vida. Entonces, se sentó en una roca y miró al cielo. Se preguntó si Dios estaría allí arriba, observándola. Quiso hablarle y decirle lo mucho que le gustaba su c...

Versos

En el desierto de arena y sol, donde las pirámides se alzan, hay una historia de amor y dolor, que nadie puede olvidar. Ella era la hija del faraón, él era un príncipe árabe, se conocieron en una caravana, y se enamoraron al instante. Pero su amor era prohibido, por las leyes de sus reinos, y tuvieron que esconderse, en las sombras de la noche. Un día fueron descubiertos, y los separaron con violencia, ella lloró en su palacio, él luchó por su libertad. Juraron que se volverían a ver, y que nada los detendría, ellos se escribieron versos de amor, con mensajes que solo ellos entendían.

Los cuatro gatitos

Había una vez una niña que vivía en una granja con sus padres y sus cuatro gatitos: Luna, Sol, Estrella y Cometa. A ella le encantaba jugar con sus gatitos y cuidarlos. Les daba de comer, les cepillaba el pelo y les hacía camitas con mantas. Un día, decidió llevar a sus gatitos al bosque para explorar y divertirse. Los metió en una canasta y se fue caminando por el sendero. En el bosque había muchos árboles y flores. La niña se sentó en una piedra y sacó a sus gatitos de la canasta. Los gatitos se pusieron muy contentos y empezaron a corretear por el césped. La niña miraba con una sonrisa, pero pronto se dio cuenta de que uno de ellos había desaparecido. Era Cometa, el más travieso y curioso de todos. Se levantó y empezó a buscarlo, llamándolo por su nombre. Los otros gatitos la siguieron, maullando preocupados. Recorrió todo el bosque, pero no encontró a Cometa. Estaba a punto de llorar cuando oyó un ruido detrás de unos arbustos. Se acercó con cuidado y vio a Cometa atrapado en una t...

Un hombre raro

Bajo el manto de la noche, se desliza un hombre raro, con un sombrero de ranas, y un abrigo de algodón. Mira al cielo y se alegra, al ver la luna de limón, que ilumina su sendero, y le inspira su canción.

El caballero errante

Había una vez un caballero que vagaba por el mundo en busca de aventuras. Un día, se adentró en un pantano oscuro y tenebroso, donde apenas se veía el sol. El caballero se perdió entre las aguas turbias y los árboles retorcidos, y empezó a sentir miedo y desesperación. De pronto, vio una luz brillante que le llamó la atención. Se acercó con cuidado y descubrió que era una flor hermosa y resplandeciente, que iluminaba el pantano con su magia. El caballero quedó maravillado por la flor, y sintió el deseo de cortarla y llevársela consigo. Pero cuando extendió la mano para hacerlo, oyó una voz que le dijo: Detente, caballero. No puedes llevarte esta flor. Ella es la única esperanza de los viajeros que se pierden en este pantano. Si la arrancas, los condenarás a morir en la oscuridad. El caballero se sorprendió al oír la voz, y miró a su alrededor. Entonces vio que había muchas imágenes de otros viajeros que se acercaban a la flor, guiados por su luz. Algunos eran nobles y otros plebeyos, a...

¿Puedes describirla?

Ella es el viento que acaricia mi rostro y me susurra al oído palabras de consuelo. Es la calma que envuelve mi alma y me llena de paz cuando todo se apaga. Un cielo que se abre ante mis ojos y me muestra el infinito cuando los cierro. Una luz que ilumina mi mente y me enseña a sentir lo que nadie comprende. La mujer que me inspira a escribir estos versos y a soñar con tu sonrisa cada vez que la pienso.

En el silencio solo hay murmullos

Nadie sabe lo que hay entre nosotros, un secreto que guardamos con recelo, un amor que solo se expresa en murmullos, y que se esconde tras un velo. Nos vemos a escondidas en la noche, y nos damos besos con pasión, pero cuando llega el alba nos reproche, que no podemos salir al sol. No necesitamos hablar para entendernos, solo con mirarnos nos decimos todo, no necesitamos gritar para querernos, solo con abrazarnos nos damos todo. El silencio es nuestro cómplice y testigo, de este amor que nadie puede saber, el silencio es nuestro amigo y abrigo, de este amor que nadie puede ver.

Las botas amarillas

Érase una vez una niña que durante los días de lluvia tenía que caminar por un sendero lleno de piedras, charcos y barro para llegar a la escuela. A ella le encantaba estudiar y aprender cosas nuevas, pero no le gustaba ensuciarse los pies y mojarse los calcetines. Un día, su mamá le regaló unas botas amarillas muy bonitas y brillantes. La pequeña se puso muy contenta y le dio las gracias con un abrazo. Su mamá le dijo que esas botas eran especiales y que la ayudarían a llegar a la escuela. Al día siguiente, la niña se puso las botas amarillas y salió de su casa con una sonrisa. En el camino, se encontró con muchos obstáculos: una vaca que le bloqueaba el paso, un perro que le ladraba, piedras por todos lados y un charco de agua tan grande que parecía un lago. Pero cada vez que la niña se enfrentaba a un problema, recordaba las palabras de su mamá sobre lo especiales que eran sus botas amarillas: ella imaginó que le hacían saltar por encima de la vaca, le hacían correr más rápido que e...

Mirarte a los ojos

No hay nada que me dé más paz que mirarte a los ojos y perderme en tu mirada cuando los cierras.

Ninguna palabra

Su nariz es el centro de tu rostro que resalta la belleza de sus ojos y la dulzura de su sonrisa. Su cintura es la curva de su cuerpo que acentúa la gracia de sus movimientos y el encanto de su figura. Su cabello es el marco de tu cara que refleja la luz de su mirada y el color de tu alma. La ternura es el don de su corazón que ilumina la vida con su amor y la llena de esperanza. La fuerza es el motor de su acción que le impulsa a seguir con pasión y a vencer los obstáculos. La voluntad es el poder de su mente que le hace decidir libremente y a crear su destino. Ella es un ser maravilloso y único que despierta en mí una admiración sin límites. Cada vez que hablo de ella a alguien, solo me responderá con asombro y envidia: pues no hay ser en este mundo que se asemeje a la perfección de su esencia. Con la descripción tan hermosa que brota de mis labios, intento plasmar la imagen de su rostro, la música de su voz, el calor de su piel, el aroma de su pelo, el sabor de sus besos y el latido...

Una carta con estrellas

Yszelda era una niña que vivía en un pueblo muy lejano, donde las noches eran oscuras y llenas de estrellas. A Yszelda le encantaba mirar el cielo y soñar con viajar a otros mundos. Su mamá era su mejor amiga y le contaba historias sobre las constelaciones y sus significados. Un día, Yszelda tuvo que irse a la ciudad para estudiar y le dijo a su mamá que volvería pronto. Cuando ella partió a vivir en la ciudad, llego a extrañar mucho a su mamá. Cada noche, miraba el cielo y les hablaba a las estrellas, como si fueran sus mensajeras. Entonces se le ocurrió una idea: escribirle una carta a su mamá y dedicarle las estrellas. Tomó un papel y un lápiz y empezó a escribir: ---------- Querida mamá: Te extraño mucho y espero que estés bien. Quiero contarte que cada noche miro el cielo y pienso en ti. Te dedico las estrellas que más me gustan y te cuento lo que significan para mí. Te dedico la estrella polar, porque siempre me guías y me orientas. Te dedico la Osa Mayor, porque eres fuerte y pr...

Te lo voy a decir

Te lo voy a decir sin rodeos ni palabras de más: no te lo dije ayer, ni antes, ni la semana o el mes pasado, pero ya no puedo más. Quiero decírtelo de frente, solo dame un momento. Déjame respirar hondo y estirarme un poco, porque necesito concentrarme y tener valor. No te desesperes, ya casi estoy listo. Solo espero que tú también estés lista para oír lo que tengo que decirte. No quiero hacerte perder el tiempo… De pronto, ella me besó, me miró a los ojos y me preguntó: ¿Quieres que sea tu novia? ¿Es eso lo que me quieres decir? Él respondió: Sí, eso es lo que te quiero decir. Ella aceptó y él la abrazó.

Flan

Hoy voy a preparar un flan, Con leche, huevos y azúcar, Es mi postre favorito, Y también el de mi abuela. Me gusta ver cómo se hace, En el horno con cuidado, Y cómo se mueve al sacarlo, Como si fuera una gelatina. Lo decoro con caramelo, Y le pongo unas cerezas, Lo comparto con mi familia, Espero les guste lo que hay en la mesa. Me siento feliz y orgulloso, De haber hecho algo tan rico, Pienso que la vida es dulce, Como un flan con cerezas.

Los ratoncitos

Dos ratoncitos se enamoraron, uno blanco y otro negro, el blanco era curioso, el negro era leal. Los ratoncitos se escaparon, de una jaula de metal, un día el blanco se perdió, el negro de inmediato salió a buscarlo. Lo encontró en un rincón, llorando y asustado, lo abrazó y lo besó, y le dijo: “Te he encontrado”.

Aquí, ahora y siempre

Aquí estoy, en este momento que parece eterno y fugaz, aquí te digo lo que siento que te quiero y te querré más. Ahora es cuando todo importa, cuando el tiempo se detiene, ahora es cuando te abrazo fuerte y te beso con pasión ardiente. Siempre estaré a tu lado, en las buenas y en las malas, siempre seré tu compañero tu amigo, tu amante, tu alma.

Las noches sin ella

Las noches sin ella son largas y oscuras No hay estrellas que iluminen mi camino Ni luna que me hable de su amor Las noches sin ella son frías y vacías No hay calor que me abrigue el corazón Ni sueños que me lleven a su lado Las noches sin ella son tristes y silenciosas No hay risas que me alegren el alma Ni canciones que me recuerden su voz Las noches sin ella son un desierto sin oasis No hay agua que me calme la sed Ni flores que me ofrezcan su aroma

Mientras nos amamos tú y yo

Me alejas para extrañarme en la distancia, me persigues cuando yo te sueño a mi lado, mil locuras se me ocurren, mientras oigo tu voz, juegas con mis sentimientos, mientras yo muero por tu amor. Te busco para tenerte junto a mí, te abrazo para que no te vayas, te murmullo cosas lindas, mientras tú me esquivas, lucho por tu corazón, mientras tú lo escondes. No podemos borrarnos de la memoria, que nos miramos sin estar presentes los dos, que nos hablamos entre un silencio, mientras nos amamos tú y yo.

El cofre del tiempo

Yszelda era una chica de 17 años que vivía en el año 2023. Le gustaba la historia, la literatura y la música. Era una estudiante aplicada y soñaba con viajar por el mundo y conocer otras culturas. Un día, mientras paseaba por el parque con su gatito, encontró un cofre de metal enterrado bajo un árbol. Lo desenterró con curiosidad y lo abrió. Dentro había varias cartas, todas escritas a mano y selladas con cera. Eran de un chico llamado Felipe IV, que vivía en el año 1883. Yszelda se sorprendió al leer las cartas. Eran muy hermosas y emotivas. Felipe IV contaba su vida, sus sueños, sus miedos, sus alegrías y sus penas. Era un joven que trabajaba como aprendiz de carpintero y que amaba la naturaleza, la aventura y la música. También expresaba su soledad y su deseo de encontrar el amor. Yszelda se sintió conmovida por las cartas. Se identificó con Felipe IV y con sus sentimientos. Decidió escribirle una respuesta y dejarla en el cofre, esperando que algún día la leyera. Así empezó una ext...

Sus ojos eran

Sus ojos eran como dos almendras dulces y brillantes, que reflejaban la luz del sol y la bondad de su alma. Tenían un color claro, casi dorado, que contrastaba con sus pestañas negras y largas. Sus ojos eran tiernos y expresivos, capaces de transmitir todo lo que sentía con una sola mirada. Sus ojos eran el espejo de su corazón, que era generoso y sincero. Sus ojos eran los que me enamoraron desde el primer momento, y los que me siguen enamorando cada día.

La tienda de dulces de Zelda

Érase una vez una niña llamada Zelda que atendía una tienda de dulces en el centro del pueblo. Le encantaba su trabajo porque podía probar todos los caramelos, chocolates y galletas que quisiera. Además, le gustaba mucho hablar con los clientes y hacerles recomendaciones. Un día, entró en la tienda un niño muy tímido que se quedó mirando el escaparate sin atreverse a entrar. Zelda se dio cuenta y salió a saludarlo. Hola, ¿qué tal? ¿Te gustan los dulces? - le preguntó con una sonrisa. Sí, mucho… - dijo el niño. Pues pasa, pasa, que aquí hay de todo. ¿Qué te apetece? ¿Algo ácido, dulce, salado, picante? No sé… - dijo el niño bajando la cabeza. Vamos, no seas tímido. Yo te ayudo a elegir. Mira, estos son mis favoritos. Son unos caramelos de frutas que explotan en la boca. ¿Quieres probar uno? Bueno… vale… - aceptó el niño cogiendo un caramelo. ¿Qué te parece? ¿Te gusta? Sí, está muy rico. ¡Qué divertido! Me alegro. ¿Y qué tal estos? Son unas galletas de chocolate con chispas de colores. S...

Un beso inocente

Un beso inocente es el que nace del alma, el que se da con ternura y sin palabras, el que se siente en el corazón y no en los labios. Un beso inocente es el que ilumina el rostro, el que se comparte con respeto y admiración, el que se ofrece con amor y sin condición. Un beso inocente es el que se roba con la mirada, el que se da sin pensar y sin esperar nada, el que se vive como una aventura en la vida. Un beso inocente es el que sorprende al corazón, el que se da con pasión y con dulzura, el que se disfruta con emoción y con locura. Un beso inocente es el que vale más que mil palabras...

Te lo digo así con este poema que he escrito para ti

Eres un milagro que se ha manifestado en este mundo tan raro que necesita de tu encanto Eres un milagro que se ha regalado a este corazón tan claro que te quiere a su lado Eres un milagro que se ha escapado del cielo más sagrado para estar entre mis brazos Eres un milagro que se ha logrado con el amor más puro que te he entregado Eres un milagro y yo te lo digo así con este poema que he escrito para ti. Eres una estrella que brilla en la noche con tu luz y tu belleza que guía y protege Eres una estrella que ríe en el día con tu alegría y tu gracia que anima y contagia Eres una estrella que sueña en la vida con tu pasión y tu magia que crea y transforma Eres una estrella que ama en el alma con tu bondad y tu calma que abraza y perdona Eres una estrella y yo te lo digo así con este poema que he escrito para ti. Eres un sueño que se ha cumplido en esta vida tan real que necesita de tu fantasía Eres un sueño que se ha compartido en esta noche tan especial que disfruta de tu compañía Eres u...

Mi melodía mas bella

Buenas noches, dulce sueño te deseo, Que la luna y las estrellas iluminen tu cielo, Que la brisa te acaricie con su suave aliento, Y que el amor te acompañe en cada momento, Te quiero mucho y te extraño sin cesar, Espero verte pronto y poderte abrazar, Hasta mañana mi melodía más bella, Y que sepas que en mis sueños siempre estarás.

Extrañar

Extrañar es sentir que alguien falta en tu vida. Es recordar con nostalgia los momentos compartidos, las risas, las miradas, las palabras. Es desear volver a ver, a oír, a esa persona que te hace feliz. Es sufrir por la distancia, por el tiempo, por el silencio. Es esperar con ansias una llamada, un mensaje, una señal. Es soñar con el reencuentro. Extrañar es amar con el corazón.

El dibujo mágico

Zelda era una niña de ocho años que le encantaba dibujar. Desde pequeña, siempre tenía un lápiz y un papel en la mano, y se pasaba horas creando mundos imaginarios con sus trazos. Le gustaba dibujar animales, paisajes, personajes, objetos y todo lo que se le ocurriera. Su sueño era ser una gran artista y compartir sus obras con el mundo. Un día, en el colegio, la profesora anunció que se iba a realizar un concurso de dibujo entre todos los alumnos de primaria. El tema era libre, pero tenía que ser algo original y creativo. El ganador recibiría un premio muy especial: un viaje a España con su familia. Zelda se emocionó mucho al oír la noticia. Ella quería participar en el concurso y ganar el premio. Siempre había querido ir a España y conocer toda su cultura. Además, le encantaba el reto de dibujar algo nuevo y sorprendente. Pero no sabía qué dibujar. Quería hacer algo diferente, algo que nadie hubiera visto antes, algo que impresionara al jurado. Pensó en varias ideas, pero ninguna le ...