Residía en ti

Siempre brilló la dicha en tu mirar,
constante y eterna, sin cesar.
Residía en ti, mas no lo veías,
ignorabas esa luz que en ti ardía.

Mas yo sí sentía esa claridad,
era tal que, al contemplar tu verdad,
sin importar mi propio pesar,
tu esencia me lograba enamorar.

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