El profesor y su mascota

En la casa de la esquina, con su fachada cubierta de hiedra y sus ventanas siempre cerradas, vivía un hombre conocido por sus vecinos como un excéntrico profesor. Nadie sabía a ciencia cierta a qué se dedicaba, pero los rumores hablaban de experimentos que desafiaban la comprensión común.

Un día, su curiosa vecina, lo abordó con una pregunta: "Profesor, ¿qué esconde en su sótano?". Con una mirada cómplice y una voz que parecía esconder mil secretos, el profesor le confesó que albergaba un agujero negro. "Se perdió en nuestro sistema solar, y lo encontré vagando, hambriento. Ahora lo cuido mientras busco un nuevo hogar para él en alguna galaxia lejana y deshabitada", explicó.

La vecina, con los ojos abiertos por la incredulidad y la fascinación, preguntó con ansias: "¿Y con qué lo alimenta?". El profesor, con una sonrisa que rozaba lo enigmático, le respondió: "Con pequeños universos que creo en mi colisionador. Cada uno es un festín para mi pequeño devorador de estrellas".

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