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Mostrando las entradas de diciembre, 2023

Paloma de papel

Desde el otro lado del mundo, donde el invierno es verano y el sol se oculta al revés, te escribo este mensaje. Quiero contarte una historia que me ocurrió hace unos días, una de esas cosas que solo me pasan a mí y que tú siempre disfrutas tanto de escuchar. Caminaba por una calle abarrotada de gente, autos y ruido, cuando vi a una niña que vendía palomas de papel de distintos colores. Me acerqué a ella, pensando en comprarte una para enviártela como regalo de fin de año. La niña me miró con unos ojos grandes y tristes. Le pregunté cuánto costaban las palomas de papel, me respondió que dependía del color. Me señaló las palomas que tenía dentro de una jaula hecha con palitos de paleta, y me explicó que el rojo valía cinco pesos, el azul diez, el verde quince, el amarillo veinte y el blanco veinticinco. Le pregunté por qué el blanco era el más caro, me dijo que porque era el más bonito y el más difícil de conseguir. Me pareció una respuesta muy curiosa, le pregunté si podía elegir cualqu...

Recuerdos del ayer

Estaba solo en mi habitación, con una vela que proyectaba sombras danzantes en las paredes. Recuerdo que mis manos temblaban al escribir, que buscaba las palabras más justas, las más bellas, las más verdaderas. Recuerdo que la imaginaba, su rostro, su voz, su sonrisa. Desde entonces, cada carta que le enviaba ha sido un trozo de mi vida, un pedazo de mi alma. Con cada carta le contaba mis aventuras y mis descubrimientos, mis sueños y mis esperanzas. Pero, sobre todo, con cada carta le decía lo mucho que la quería. Somos capaces de recordar los momentos que nos marcan, que nos cambian, que nos hacen ser quienes somos. Pero al escribirle casi a diario, había logrado que todos los momentos sean especiales, que todos esos momentos sean solo nuestros. Momentos que guardo en mi memoria, como huellas en la arena, como estrellas en el cielo. Momentos que me hacen sentir vivo, que me hacen sentir feliz. Quizás no lo digo en forma directa, pero hay códigos en las cartas que solo nosotros podemos...

Laurely

Laurely se levantaba temprano cada mañana, se vestía con su uniforme de la casa de los leones. Luego, bajaba al comedor, allí disfrutaba de un delicioso desayuno y repasaba sus deberes. Después del desayuno, se dirigía a sus clases, que eran muy variadas y divertidas. Aprendía sobre hechizos, encantamientos, defensa contra las artes oscuras, historia de la magia, astronomía y más. Pero la clase que más le gustaba era botánica, que era la primera del día. En botánica, ella se sentía como en casa. Su profesora, la señorita Flores Silvestres, era muy amable y entusiasta, y le enseñaba todo lo que sabía sobre las plantas mágicas. Laurely escuchaba con atención y participaba activamente en las lecciones, que consistían en teoría y práctica. A veces, debían identificar y clasificar las plantas según sus características y propiedades. Otras veces, debían cuidar y cultivar las plantas, regándolas, podándolas y trasplantarlas. Y otras veces, debían usar las plantas para hacer pociones, remedios...

Desde una lejana isla

Desde la lejana isla de Santa María te escribo con mi alma inquebrantable, mientras miro el gran océano azul que me custodia, y el cielo despejado con el sol vigilándome durante todo el día. Por las noches, las estrellas toman su lugar en la bóveda celeste, y yo las cuento una por una, buscando la que más se parece a ti, la que más brilla, la que más me habla de tu amor. Estoy sentado esperando a volver a ver tus ojos, esos ojos que son el espejo de mi felicidad, esos ojos que me hacen viajar por mundos desconocidos, esos ojos que me dicen que no hay nada imposible. Quiero volver a saborear tus labios cálidos, que me hacen sentir vivo, que me llenan de fuego, que me susurran palabras dulces. Quiero volver a tocar tu mano suave, que me hace saber que algo más existe en este mundo, que me invita a conquistar lo que sea por ti. El tiempo se alarga con su crueldad, y el destino nos juega con su ironía. Sé que quizás nunca te vuelva a ver, que quizás nunca te vuelva a besar, que quizás nunc...

Si lo deseas

Yo sé muy bien que juegas con mi amor, pero del lugar de donde yo vengo, ya nadie me puede lastimar, más comprendo que no es tu intención. Mi mujer amada, mira que yo te entiendo, no voy a enojarme con usted, pues tú no mereces que te lastimen, yo veo un corazón que sufre en soledad. Si lo deseas, yo te quiero perdonar, yo te quiero acompañar, y con esta alma y con Dios te quiero ayudar, verás que lindo es poder amar. No llores mi pequeña, no tienes que explicar, tú no eres egoísta, solo temes que alguien te quiera de verdad. Le pediré a la virgen de Guadalupe, que te proteja mientras sueñas, pero no te pongas a sollozar, relájate y ve a descansar. Y si algún día tú me quieres regalar tu cariño, yo estaré esperando con emoción, dándote caricias con pasión, y formemos un nido de amor.

Entre la realidad y la fantasía

No hay nada más humano que experimentar la realidad, pero también hay algo más humano que es crearla. Así lo hicimos nosotros, que nos inventamos un amor que no cabía en este mundo, que nos escapamos de la rutina y la soledad, que nos refugiamos en un sueño compartido. No hay amor perfecto que el que imaginamos, pero tampoco hay amor más real que el que sentimos. Nos encontramos después de buscar y perder, de esperar y olvidar, de vivir y morir un poco cada día. Nuestras miradas se encontraron y fue como si el tiempo se rompiera, como si el destino nos hubiera otorgado una ocasión de conocernos, como si la vida nos hubiera obsequiado un milagro. Nuestras mentes empezaron a crear otro mundo alternativo, donde no existían las barreras ni los límites, donde todo era posible y nada estaba prohibido. Nuestros corazones crearon una realidad donde vivimos felices, donde no había más que amor y alegría, donde todo era claridad. Hicimos nuestras las noches y las hicimos eternas, como nuestro am...

Una historia de familia

Era muy pequeño y apenas recuerdo que alcancé a conocer a mi bisabuela. Recuerdo vagamente una historia que escuché de ella. Su papá, siendo muy joven, él y su familia salieron de su pueblo por la guerra civil en México, la revolución mexicana o la guerra cristera, no sé bien exactamente. Toda su familia fue trasladada de su pueblo natal a otro pueblo en la zona norte del país, Tamaulipas. Estaban sin nada y muy pobres, así que buscaron familias que fueran más ricas y les pidieron quedarse como sirvientes en sus casas a cambio de comida y un lugar donde pasar las noches. Uno de los hombres ricos dijo que podía contratar al muchacho porque era joven y muy fuerte. Ese señor rico tenía una hija que era muy hermosa, con el pelo largo y castaño. El muchacho se enamoró de ella al instante. A ella también le gustaba él y sus ojos de color, y quería estar con él. Después de un largo tiempo de solo hablar por las noches a través de las ventanas, él tuvo que volver a su pueblo natal porque los c...

Mensaje en un libro

Lluvias día a noche, caras tristes y conocidas, camino a paso lento, sin rumbo ni destino. Mujer, sal a iluminar el día, juega contando las gotas que caen, dibuja arcoíris en el cristal, inventa historias de amor y aventura. Mujer, cierra los ojos, solo es un sueño, un sueño que te lleva lejos, a un mundo extraño y sin sentido. Mujer, abre los ojos, despierta de tu sueño, la lluvia ha cesado, y el sol brilla en el cielo. En las páginas de un libro, reciben las últimas gotas, caen esparciendo la tinta, las letras dejan un mensaje. Un mensaje que no entiendo, que me habla de otro tiempo, de otro lugar, de otra vida, pero donde tú también estas.

Tu piel y tus deseos

Tu piel suave es el mapa de mi viaje, que recorro con mi mano y mi boca, los lunares que adornan tu cuerpo, son las estrellas que me guian, farolito de mi lucero, eres el único amor sincero. Sueño contigo apasionado, ardiendo en llamas, y despierto en tu regazo, satisfecho. Me abrazas con ternura, me besas con deseo, me dices al oído, que soy tu dueño. ¿Que ves en el espejo? con tu cuerpo limpio y perfumado, cuando pasas el peine por tu cabello, ¿ves acaso lo que yo veo? Una mujer hermosa, que me roba el aliento y me lleva a la locura. Desmesurado, me convierto en un lobo hambriento, que te devora con sus dientes, y te marca con su aliento. Cuando llega el momento cumbre, de nuestro amor desbordado, siento que el mundo se estremece, y que el cielo se ilumina, con el fuego de nuestros cuerpos.

Una yegua hermosa

Eres una yegua hermosa, de crines al viento, que galopas libre por el campo, sin ningún freno. Quisiera aprender a domarte, a ser tu dueño, aunque sé que será duro, y que habrá sufrimiento. Pero estoy dispuesto a todo, por tenerte a mi lado, por sentir tu aliento en mi cuello, y tu cuerpo sudado. No me importa el tiempo, ni el destino marcado, solo quiero estar contigo, y escuchar tu agitación. Eres una yegua hermosa, de pelo sedoso, que corres por el campo, sin freno ni lamento. Quisiera domarte, mi reina preciosa, aunque me cueste trabajo, y hasta me duela el pecho. Pero no me arrepiento, mi vida hermosa, porque te quiero a mi lado, y sentir tu calor. No me importa el tiempo, ni el destino incierto, solo quiero ser tu dueño, y abrazarte en el cielo.

Ella y el tambien

Ella era una muchacha hermosa e inteligente. Él era un chico tímido y soñador. Estaba enamorado de ella desde hacía mucho tiempo, pero no se atrevía a decírselo. Un día, por casualidad, se encontraron. Él se acercó a ella con nerviosismo, y le ofreció una conversación. Ella lo aceptó con una sonrisa, y empezaron a conversar. Él le habló de sus pasiones, y ella le escuchó con atención. Ella le hizo preguntas, y él le respondió con sinceridad. Se rieron, se miraron, se gustaron. Ella sintió algo que nunca había sentido antes. Una emoción que le llenaba el pecho, que le hacía sentir mariposas en el estómago, que le hacía querer estar cerca de él. Él sintió que su sueño se hacía realidad. Que la chica de la que estaba enamorado le correspondía, que le hacía caso, que le hacía feliz. Empezaron a salir. Él le escribía cartas, le dedicaba versos y cuentos, le regalaba pensamientos. Ella le agradecía, le sonreía. Pero pronto, ella empezó a sentirse confundida. No sabía cómo manejar esa relació...

Cuando el viento

Allá en el pueblo, donde hay un huerto, hay una chica de la que yo me enamoré, tiene una sonrisa muy linda, y las rosas a su lado se intimidan, cuando ella sale a barrer. Frente a su casa, hay una fuente de piedra con querubines, ella se sienta y se peina el cabello, mientras el agua refleja la belleza que Dios le dio. Qué muchacha tan hermosa, con el cielo azul de fondo, y sus pies descalzos sobre el césped, cuando el viento acaricia su rostro, y sus ojos se llenan de pasión. Mi alma se estremece, cuando ella me mira de reojo, levanta tu mano tímidamente, y con dulzura pasa a saludarme, ¡Ay! niña, me has robado el corazón.