De una desvelada
No logré dormir, tú fuiste el ladrón de mi reposo, en mi mente, tu recuerdo, tan vívido y hermoso. Soñar despierto contigo era mi único consuelo, atrapada en mis pensamientos, en un dulce duelo. A las 3:25 a.m., mis ojos se abrieron sin querer, y como antes te mencioné, no pude volver a adormecer. En el silencio de la noche, tu ausencia era el único sonido, un vacío resonante, profundo y extendido. La noche se entregó a la imaginación, sin ningún lamento, y ahora, a plena luz del día, con ojeras de agotamiento, entre la vigilia y el sueño, mi mente aún vaga sin fin, porque incluso a medio despertar, sigo pensando en ti.