Pero llega a su tiempo
A veces quedan espinas en el alma, incrustadas, no se van, son como un drama. No se extraen fácil, es la verdad, solo aprendemos a convivir con esa realidad. Pero no hay nada que se compare, con el momento en que se repara y se rehace. Se perdona, se olvida el recuerdo amargo, ese instante llega, aunque sea largo. No es cuestión de un día o una semana, puede que meses, incluso años, la vida emana. Pero llega a su tiempo, el adecuado, y todo lo amargo queda atrás, olvidado.