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Mostrando las entradas de noviembre, 2008

Hoy te contaré

Hoy te contaré la triste historia de un varón, que creía tenerlo todo en su posesión, más descubrió su soledad sin condición, en la cima estaba, sin ver más que su ilusión. Sentado en el bar, con una bebida en la mano, sentía el saludo de la gente, un gesto cotidiano. Observaba la vida desde su alto trono, más nunca sintió lo que es ser un humano. Cantaba a un amor que jamás pudo hallar, recitaba versos que el viento se llevará. El tiempo, eterno, no cesaba de pasar, su piel se tornaba gris, su mirada al cielo va. Nunca supo qué esperaba encontrar, y así, entre la nada, su vida fue a naufragar. Creía que en la soledad podría hallar, aquel algo que le diera la felicidad. Esta historia, ve, no suena tan mal, pues yo soy ese hombre en su pedestal, que buscó sin cesar, en su soledad, y al final, comprendió, nunca tuvo su mitad. Soy aquel que miraba desde su altura, creyéndose dueño de toda la ventura, pero al final de su búsqueda, en la noche oscura, comprendió que, sin amor, no hay vida q...

Me preguntas qué es amor

Me preguntas qué es amor, y yo respondo sin temor: Amor es cuando los sentimientos fluyen con fervor, solo el amor genuino y real es el mejor mentor. Y cuestionas, ¿qué tiene más valor? ¿El amor del corazón o el de la razón? Tras un momento de reflexión, mi conclusión: Ambos son de igual estima y honor. Si solo del corazón el amor procediera, la razón se ciega, y el dolor no se supera. Un corazón sin razón es ingenuo y sufre en soledad. Mas si solo de la razón el amor emanara, sería utilitario, ignorando lo que el corazón aclara. Una razón sin corazón es fría y carece de verdad. No obstante, cuando ambos se entrelazan, surge el amor verdadero, que todo lo abraza. El corazón y la razón juntos son deleite, la razón y el corazón en conjunto son concierto perfecto. Al final, tú eliges, tú lo vivirás, y cuando lo experimentes, ven, háblame más.

En un mundo de sueños

En un mundo de sueños, donde todo es puro, despierto pensando en ti, mi amor seguro. Con la luz del alba en mis ojos reflejada, imagino tu rostro, mi dulce amada. Observa cómo caigo de la cama, con gracia, en esta realidad, tu amor es mi enlace. Calma, mi corazón, en tu presencia se serena, si deseas espacio, dímelo, mi reina. No hay necesidad de un grito, ni de un adiós, si debes partir, hazlo, sin dejar estragos. Tu decisión respeto, no intentaré cambiar, vive en paz, mi amor, siempre te voy a amar.

Mi amor no puedo ocultar

Alguien desea oír mi relato, una historia triste, de una chica que en mi corazón persiste. Es esa clase de chica que tanto quieres, que no dejas de pensar en ella, aunque te hieres. Perfecta en cada beso, en cada caricia compartida, sin arrepentimientos, en cada momento de la vida. Puede que te humille ante los demás, pero el amor persiste, más allá de lo fugaz. Si con otra estuviera, quizás no sería tan insensato, pero contigo, soy un tonto enamorado. Te quiero, lo confieso, no lo puedo negar, te quiero, y mi amor no puedo ocultar.

Entre tú y yo

Entre tú y yo, nos juramos un amor eterno, creímos que todo sería perpetuo, que lo nuestro desafiaría al tiempo sin término. Te ofrecí cuanto tenía en la vida, pienso que aún debía ofrecerte más todavía. No importa, pues mi corazón paciente te aguarda, amiga mía, fuiste mi todo en estas jornadas. Tú, que siempre estuviste a mi lado, tú, que fuiste mi universo, mi amado, tú, que lo fuiste todo para mí, siempre tendrás un lugar en mi corazón, aquí. Entre tú y yo no existían secretos, éramos uno, compartiendo nuestros proyectos, nuestras vidas entrelazadas en afectos. Nos sentimos encadenados, tú y yo, creyendo que la libertad nos dijo adiós, temiendo errar, en un suspiro quedo. Amor, ¿en qué nos equivocamos? Sombras de dudas nos asustaron, y ante ellas, temblamos. Debí escucharte, debí abrazarte, y decirte que no hay nada que temer, amarte. Mas temo que Dios te aleje de mi existir, tú, que, al enfermar, supiste cuidar y consentir, con dulces palabras y un corazón a compartir. ¿Piensas qu...

En tus ojos

En tus ojos descubro el mar, tus sentires, tus pensares, tus sueños por alcanzar, y tus anhelos más estelares. Afortunada eres de poseer tal encanto, ojos hechiceros, esferas de misterio, guardianes de secretos, en ellos me planto, astros que guían mi camino solitario. No habrá engaño en mi decir, hoy he visto la belleza en su esplendor, no en deidades, sino en tu mirar a refulgir, ¡oh, mi niña, eres mi más grande amor!

La torre

Había una vez, en un reino suspendido en el tiempo y el espacio, una princesa de belleza inmarcesible y gracia etérea. Pero tras esa fachada de pureza y ternura, se ocultaba un corazón de hielo y una lengua afilada como el cristal. Su voluntad era ley, y su placer, el eje del mundo; las heridas que dejaba a su paso eran meras sombras fugaces en su espejo. A pesar de su fama, o quizás a causa de ella, la princesa recibía en su palacio a un desfile interminable de pretendientes: caballeros, príncipes, guerreros, todos deseosos de unirse a ella en matrimonio. Conocían su naturaleza, pero la belleza y la riqueza cegaban sus ojos y ambiciones. La princesa, astuta y perspicaz, sospechaba de sus verdaderas intenciones y anhelaba descubrir un amor genuino entre tantas máscaras. En su búsqueda, la princesa solicitó al hechicero real la construcción de una torre que rozara los cielos. Por arte de magia, la torre se elevó, majestuosa, atravesando nubes y acariciando la luna. En su interior, una e...